Es el trastorno de
sueño más frecuente en la población general, destacando en
mujeres, ancianos y personas con problemas psicológicos como
ansiedad y depresión. Consiste en una reducción de la capacidad
para dormir, pudiendo manifestarse de diversos modos que dan lugar a
diferentes tipos de insomnio:
Insomnio
de inicio:
problemas para iniciar el sueño en menos de 30 minutos.
Insomnio
de mantenimiento:
Problemas para mantener el sueño, produciéndose despertares
nocturnos de más de 30 minutos de duración, o despertando
definitivamente de manera precoz consiguiendo un tiempo total de
sueño escaso.
El número de horas de sueño necesarias varía de unas personas a otras. Aunque la media diaria es de 7 horas y media, existe un rango que oscila entre 4 (“poco dormidores”) a 10 horas (“grandes dormidores”), considerándose estos valores dentro de la normalidad.
Según el tiempo de evolución, el insomnio puede ser: temporal (sólo unos días o semanas), o crónico (meses o años).
CAUSAS DE INSOMNIO
Causas Médicas:
Enfermedades
metabólicas y hormonales, neurológicas, reumatológicas,
digestivas, cardiovasculares y todas aquellas que pueden interrumpir
el sueño por dolor –fibromialgia, cefaleas, etc- o urológicas por
la necesidad urgente de micción –infecciones, próstata, renales.
También hay que considerar el embarazo y la menopausia.
Enfermedades
psiquiátricas (ansiedad, depresión, esquizofrenia, etc), así como
otras enfermedades del sueño que contribuyen a dormir menos o peor
(síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea de sueño,
parasomnias, etc).
Causas externas:
suelen
implicar factores ambientales que influyen de modo negativo sobre el
sueño: (malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y
medicamentos, trabajos por turnos o viajes frecuentes transoceánicos,
etc)
Insomnio
primario: son
aquellos casos en los que no se puede identificar una causa clara
del trastorno. Este tipo de insomnio también lo podemos subdividir
en diferentes tipos en función de la manifestación y origen del
problema:
Insomnio
idiopático: se
origina en la infancia y parece relacionado con un aprendizaje
incorrecto del hábito de dormir.
Percepción
de sueño poco reparador: Estudios
de laboratorio no corroboran los problemas de sueño que el paciente
percibe subjetivamente, encontrándose cansado y somnoliento durante
el día.
Insomnio
psicofisiológico:
Caracterizado por un nivel elevado de la activación
psicofisiológica asociado al inicio del sueño. La persona que lo
sufre suele manifestar una gran preocupación por el problema de
sueño haciendo grandes esfuerzos para intentar dormir cada noche,
aunque se duerme sin dificultad cuando no realiza este esfuerzo,
suele mejorar cuando duerme en ambientes diferentes al habitual y
aunque suele originarse coincidiendo con un periodo de estrés se
mantiene el problema durante mucho tiempo aunque el estrés
desaparezca o se habitúen al mismo.
Independientemente de la causa que lo origina, el insomnio puede ser:
-
Transitorio: si se produce durante un corto periodo de tiempo de duración menor a un mes. -
Crónico: Si se prolonga más allá de un mes, pudiendo durar meses e incluso años.
DEL INSOMNIO SITUACIONAL O TRANSITORIO AL INSOMNIO CRÓNICO
El insomnio
crónico no se desarrolla de la noche a la mañana. Prácticamente
siempre está precedido por un insomnio situacional como resultado de
acontecimientos vitales estresantes, pero que no consigue mejorar ni
cuando se han eliminado los estresores. Puede evolucionar de manera
gradual, de modo que estemos cada vez más preocupados por el
problema de sueño y su supuesto impacto sobre el funcionamiento
diario. La valoración que hacemos de la dificultad inicial para
dormir es un factor determinante para que el insomnio sea un problema
transitorio o un trastorno crónico. Así, por ejemplo, la persona
que duerme mal durante varias noches, pero continúa su rutina diaria
sin preocuparse por ello, es poco probable que desarrolle un insomnio
persistente. Contrariamente, una persona que después de algunas
noches de sueño alterado empiece a preocuparse excesivamente por no
poder dormir y por sus consecuencias negativas en el funcionamiento
diurno, tiene probabilidades de entrar en un círculo vicioso de
insomnio, activación emocional y cognitiva, y más alteraciones del
sueño. Tener excesivos pensamientos reiterativos sobre el insomnio
se convierte rápidamente en el centro de las preocupaciones de la
persona. La disminución del rendimiento o las alteraciones del
estado de ánimo durante el día tienden a ser atribuidas
exclusivamente a los problemas del sueño. Al anochecer aumenta la
aprehensión, a medida que se acerca la hora de acostarse, y el
horror a ser incapaz de dormirse y la activación física se va
magnificando. Después de una mala noche, la persona con insomnio
crónico no sólo se preocupa por la noche pasada, sino que ya está
pensando en la noche siguiente. Por lo tanto, el insomnio se
convierte en una profecía que se cumple por sí misma.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AFRONTAR EL INSOMNIO?
Por lo que hemos
visto previamente, para poder romper ese círculo, es importante
cambiar los factores que están contribuyendo a perpetuar el
insomnio. Es decir; cambiar los hábitos inadecuados, que en
principio surgieron como un intento de paliar sus efectos negativos,
cambiar los pensamientos erróneos que aumentan la preocupación, y
reducir la elevada activación emocional asociada a estas variables.
Para ello, es
importante adoptar un papel activo en el cambio de estos aspectos.
Contará con nuestro apoyo y guía, pero es el sujeto el que tiene
que llevar a cabo las pautas que le daremos para afrontar el
insomnio. Estas pautas, han sido desarrolladas en clínicas de todo
el mundo y han demostrado ser efectivas en otros pacientes que
sufrían problemas de insomnio. Aunque no es una cura milagrosa, este
tratamiento le ayudará a desarrollar habilidades para el autocontrol
del insomnio y a recuperar el control sobre el sueño, de manera que
pueda manejar las ocasionales dificultades para dormir con las que se
puede encontrar incluso después de completar este programa. El
programa requiere tiempo, paciencia y esfuerzo. Para llegar a su
objetivo de dormirse pronto y reducir el tiempo que pasa despierto en
mitad de la noche, es importante que cumpla con todos los
requerimientos. No puede elegir únicamente aquellos que le parezcan
menos difíciles. Los beneficios se irán haciendo más evidentes con
el tiempo y la práctica continuada. La consistencia con la que siga
las instrucciones es el factor más importante para determinar los
resultados, que puede empezar a advertir pasadas unas semanas de
tratamiento.
Esta intervención
costa de tres componentes; cambio de conductas, cambio de
pensamientos y reducción de la activación.
-
Regularemos la hora de acostarse y levantarse, u consolidaremos el sueño dentro de un periodo en la cama más corto. Es frecuente que los insomnes duerman hasta tarde por la mañana, que duerman siestas durante el día, o que simplemente pasen más tiempo en la cama para compensar su déficit de sueño. Esto lo conseguiremos;- Limitando el tiempo que pasamos en la cama a la cantidad de horas que realmente dormimos.
- Manteniendo regular la hora de levantarnos.
- Eliminando las siestas durante el día.
-
Reduciremos las actividades que interfieren en el sueño. El objetivo principal es asociar la cama, hora de acostarse y entorno del dormitorio con la sensación de relajación, somnolencia y sueño, en lugar de con la frustración, la actividad y el insomnio, para ello;- Acuéstese sólo cuando tenga sueño.
- Si no puede conciliar el sueño después de 10-15 minutos de intentarlo relajándose, levántese de la cama, siga relajándose del modo aprendido y vuelva a acostarse de nuevo únicamente cuando tenga sueño. Repita esta operación tantas veces como sea necesario a lo largo de la noche. Si tras la relajación no siente sueño, realice fuera del dormitorio algún tipo de actividad monótona y aburrida que no exija concentración, ni resulte interesante para usted.
- Utilice la cama y el dormitorio solamente para dormir o para mantener relaciones sexuales. No mire la televisión, no escuche la radio, ni coma o lea en la cama.
- Influiremos en nuestro estilo de vida: dieta, deporte, horarios regulares, Limitar el consumo tabaco y de bebidas alcohólicas.
-
Valoraremos las actitudes y creencias sobre el sueño y el insomnio. La manera como la gente piensa sobre un problema concreto puede tanto aligerarlo como agravarlo. Lo que usted piensa también afecta a lo que siente y a lo que hace. Por ejemplo, cuando usted se preocupa durante el día por lo mal que ha dormido la noche anterior es probable que esto le haga sentir más aprensión hacia la noche siguiente. Una preocupación excesiva por las consecuencias de dormir mal también puede alimentar su problema. Las preocupaciones excesivas y el malestar emocional no son precisamente inductores del sueño. Por lo tanto, este componente del tratamiento está pensado para ayudarle a tratar estas preocupaciones. Para conseguir un mayor autocontrol sobre el sueño, usted deberá dejar de lado sus convicciones anteriores y reemplazarlas por otras que resulten más adaptativas.
Trataremos de que
usted consiga el control voluntario de su activación fisiológica,
aprendiendo a relajar su cuerpo y su mente siempre que lo necesite,
pero sobretodo a la hora de ir a dormir, ya que está suficientemente
comprobado que la activación emocional dificulta e impide el sueño,
además de comprometer su bienestar y calidad de vida.
MEDICAMENTOS
Hay que evitar la
toma de medicamentos sin prescripción médica. Cada caso debe ser
individualizado, valorando los beneficios del tratamiento, si éste
está realmente indicado.
- Fármacos hipnóticos (benzodiacepinas, zolpidem, zaleplon, etc.): suelen prescribirse en casos de insomnio transitorio,
- Antidepresivos (fluoxetina,
trazodona, mirtazapina, etc.): actúan sobre el estado de ánimo
ylos dos últimos además como hipnorreguladores, modificando la
estructura de sueño.
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